Récord 2018: 11 – 5
Draft (por orden de selección): T Tytus Howard (pick 23), CB Lonnie Johnson (pick 54), T Max Scharping (pick 55), TE Kahale Warring (pick 86), DE Charles Omenihu (pick 161), CB Xavier Crawford (pick 195), RB Cullen Gillaspia (pick 220)
Agencia libre
Jugadores adquiridos (equipo de origen): S Tashaun Gipson (Jacksonville), CB Bradley Roby (Denver), LT Matt Kalil (Carolina), QB A.J. McCarron (Oakladn), TE Darren Fells (Cleveland), S Jahleel Addae (LA Chargers), RB Taiwan Jones (Buffalo), S Briean Boddy Calhoun (Cleveland)
Jugadores perdidos (equipo destino): S Tyrann Mathieu (Kansas City), CB Kareem Jackson (Denver), RT Kendall Lamm (Cleveland), CB Kevin Johnson (Buffalo), WR Demaryius Thomas (Nueva Inglaterra), DT Christian Covington (Dallas), RB Alfred Blue (Jacksonville)
En 2018, Houston estaba proyectado para estar detrás de Tennessee y Jacksonville en la competencia por la AFC Sur. Sin embargo, terminó sorprendiendo y escaló al #1 de la división. El camino no fue del todo sencillo pues al inicio de la temporada, el equipo dirigido por Bill O’Brien tenía récord de 0 – 3 después de tres semanas de actividad. Las cosas cambiarían con una racha de nueve victorias al hilo. Mucho tendría que ver un calendario sumamente amigable: de esos nueve juegos, solo dos terminarían siendo contra equipos que finalizarían con récord ganador (Dallas, Indianápolis). En diciembre, el desempeño engañoso del equipo se haría visible con un récord de solo 2 – 2. Houston entró flojo a los playoffs y su presencia sería efímera al ser derrotado por Indianápolis por marcador de 21 – 7, siendo ésta su peor marca de puntos anotados en toda la temporada.
En 2019, Houston está lejos de tener segura su posición en la AFC Sur. Entre las situaciones que tiene que arreglar para poder responder ante una mayor competencia al interior de la división están: mejorar la protección de pase sobre Deshaun Watson y fortalecer su secundaria.
Staff
Bill O’Brien viene de su mejor temporada como Head Coach, al menos en lo que a récord corresponde. Habitualmente, sus resultados habían estado cerca del 9 – 7. En 2018, al fin logró alcanzar el doble dígito en victorias. Una de las principales diferencias respecto a años anteriores es que tuvo estabilidad en la posición de QB. En esta temporada, tendrá que probar que su resultado de 2018 no fue producto de un calendario sencillo.
Tim Kelly será el nuevo coordinador ofensivo después de que O’Brien fuera quien absorbiera gran parte de esa labor en temporadas pasadas. Kelly está en el equipo desde 2014 y se ha desempeñado como coach de línea ofensiva (2016), coach de calidad ofensiva (2014 – 2016) y coach de alas cerradas (2017 – 2018). Al mando de la defensiva continúa Romeo Crennel quien aún tiene pendiente mejorar la defensiva contra el pase.
En un movimiento sorpresivo, Brian Gaine fue despedido en los primeros días de junio de 2019. La directiva ha decidido que mantendrá el puesto vacante durante la temporada y las decisiones que usualmente recaerían en este puesto serán tomadas por un comité. En el draft, Gaine fue sorprendido por Howie Roseman (Filadelfia) al adelantársele vía trade y seleccionar a Andre Dillard. Un turno después, Gaine tuvo que conformarse con Tytus Howard. Esto desbalanceó considerablemente los planes del equipo, quien esperaba tomar a Dillard para reforzar inmediatamente su débil línea ofensiva. En la agencia libre, el trabajo de Gaine estuvo orientado a fortalecer a la secundaria, principalmente.
Ofensiva
La ofensiva de Houston tuvo sus destellos, pero no fue tan impresionante como se llegó a imaginar previo a la temporada 2018. Terminó afuera del Top 10 en puntos y en yardas totales. La estadística más preocupante fue que se ubicó como la peor en protección de pase y Deshaun Watson fue el QB más golpeado con 62 capturas. Por suerte, este QB no tuvo lesiones, pero un registro de ese nivel en capturas es alarmante e inaceptable. Otra de las situaciones que sobresalió durante la temporada es que, a pesar de la continua inversión en draft y agencia libre, no hay otro jugador fuera de DeAndre Hopkins que logre aportar con consistencia. Entre lesiones y desempeños de altibajos, ningún otro jugador ha levantado suficientemente su desempeño para hacer que esta ofensiva termine de consolidarse.
Para 2019, Deshaun Watson entrará a su tercer año. Lo más relevante de 2018 fue que logró mantenerse sano. Con el talento que posee, eso fue suficiente para que su producción tanto aérea como terrestre fuera sobresaliente. Con un año más de madurez y, lo que parecer ser, un grupo más completo de jugadores a su alrededor, este QB debe continuar progresando.
Entre los jugadores que podrían ayudarlo significativamente a mejorar su producción están Keke Coutee y el ala cerrada Jordan Thomas, quienes tomaron relevancia hacia el final de la temporada. Ambos terminaron con estadísticas discretas, pero están proyectados para aportar desde el inicio de temporada para este año. De DeAndre Hopkins no hay duda alguna, es el mejor receptor en la actualidad. Y Will Fuller es un buen complemento cuando está en el campo pues su estado de salud es muy variable. Por otro lado, Lamar Miller ha quedado a deber registrando solo una temporada de 1,000+ yardas en tres años con el equipo. Esta vez, D’onta Foreman estará disponible desde el inicio de temporada, lo cual será crucial para aumentar el dinamismo de la ofensiva terrestre.
La línea recibió a sus principales refuerzos con la selección del novato Tytus Howard y la firma de Matt Kalil, pero conserva una buena base de la temporada pasada. Si no logran mejorar la protección de pase, Watson podría estar en gran riesgo. Hay que recordar que tampoco es el jugador más durable.
Defensiva
En 2018, la defensiva de Houston recuperó mucho del terreno perdido en 2017 cuando finalizó como la peor en puntos permitidos y volvió a su lugar en el Top 10. Aún se mostró bastante vulnerable contra el pase, pero en el resto de las estadísticas su desempeño fue sólido. El regreso de J.J. Watt tuvo repercusiones inmediatas y muy visibles. Con el resurgimiento de Indianápolis en la división, la consistencia de esta defensiva será vital para que Houston pueda mantenerse cerca en la competencia por el título de la AFC Sur.
Para esta temporada, el “Front 7”se mantiene intacto. J.J. Watt y Jadeveon Clowney continuarán encabezando la presión sobre el QB. Tan solo entre ellos son capaces de generar 25 capturas por año, facilitando el trabajo del resto de la defensiva. Bernardrick McKinney y Whitney Mercilus no suelen ser tan nombrados, pero también son jugadores de gran nivel y cuyo impacto es fundamental para mantenerse al grupo dentro del Top 10. Es en la secundaria donde se presentan los mayores cambios con la contrataciones de Bradley Roby y Tashaun Gipson. Roby busca revivir su carrera tras una temporada a la baja en Denver en 2018, mientras que Gipson añade inmediatamente agresividad y oportunismo en la última línea defensiva. Además, dado que proviene de Jacksonville, seguramente ayudará a que este perímetro mejore estratégicamente.
Equipos especiales: Ka’imi Fairbaim entrará a su tercer año con el equipo. Su producción incrementó considerablemente al pasar de 25 intentos a 42 entre 2017 y 2018. Su efectividad aumentó al pasar de 80% (20 / 25) a 88.1% (37 / 42). Con los números de la temporada pasada, definitivamente parece haberse ganado un lugar relevante en la ofensiva. El responsable de las devoluciones será DeAndre Carter (WR).
Pronóstico: Como he venido mencionando a lo largo de esta previa, la duda principal en este equipo es la protección de pase de la línea. Si ésta no funciona, la durabilidad de Watson estará en peligro y eso pone en entredicho el funcionamiento de la ofensiva. En cuanto a la defensiva, me parece que esta debe continuar teniendo desempeño sobresaliente, su personal es envidiable para cualquier equipo.
El calendario de Houston es el cuarto más difícil para esta temporada. En 2018, tuvo el más sencillo y eso influyó notablemente en su camino hacia la cima de la AFC Sur. Cuatro de sus primeros siete juegos son contra equipos que tuvieron doble dígito de victorias el año pasado y al regreso de su BYE la exigencia también luce brutal. Con este escenario, no creo que pueda repetir como campeón divisional. Bill O’Brien volverá a rondar el habitual .500.
Récord 2019: 7 – 9.